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- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 2011-02-10 | [This text should be read in espanol] |
Ahora que me entero que una superpotencia ha jurado colonizar la luna mientras que otra sigue empe帽ada en desentra帽ar el secreto de la vida, me asalta la angustia por las consecuencias que tendr谩 el uso de tanta nueva tecnolog铆a.
Me preocupa tambi茅n la mentada globalizaci贸n. 驴Se da usted cuenta de c贸mo nos est谩n cambiando el internet (n贸tese la irreverencia de escribirlo con min煤scula), los cientos de canales de 鈥渢elevisi贸n directa al hogar鈥 (驴alguna no lo es?), las computadoras que son obsoletas apenas acabamos de aprender a operarlas, la telefon铆a digital (que se deja grabar, incluso si uno es gobernador) y las decenas, cientos, miles, millones de admin铆culos que nos tienen enchufados? Reci茅n atestig眉茅 c贸mo un amigo evolucion贸 a la inversa: dej贸 de carajear a sus subordinados por celular y ahora lo hace a trav茅s del twitter. Los aficionados al cine de ciencia ficci贸n quiz谩 recuerden la escena de la pel铆cula Congelados en donde la muy correteable mujer polic铆a Nina (Sandra Bullock) lleva al fortach贸n agente resucitado del pasado John Spartan (Silvester Stalone) a su departamento de soltera y sin mayores rodeos le propone una sesi贸n amorosa. El tarz谩n se relame los carrillos cuando la dama aparece en una ajustada bata de sat茅n... y se desinfla en el momento en que 茅sta produce dos cascos de videojuegos para un encuentro de sexo virtual. 隆Dios m铆o! 驴Ser谩 que para all谩 vamos? Casi en la neurastenia me planteo interrogantes sin fin. 驴La identidad nacional y nuestros valores ser谩n licuados, homogeneizados y condensados por las nuevas tecnolog铆as? 驴La disoluci贸n de las fronteras dar谩 lugar a un mundo en el que no tendr谩n cabida m谩s que los cibernautas? Si en Europa circula una moneda com煤n, 驴ser谩 que en Am茅rica el spanglesh 鈥揷on una salpimentada de portugu茅s- sea la pr贸xima linguae franca que arroje al castellano al basurero de la comunicaci贸n y que los shopping centers sustituyan a las centrales de abasto? 隆Alto! Par茅ntesis para un momento de reflexi贸n. Debo darme tiempo para reconsiderar. Es posible que la 茅poca que me toc贸 vivir no sea tan negra como la percibo. Es m谩s, quiz谩 algo de Renacimiento tenga 鈥揺n el sentido que le dieron Vico y Michelet-, y pudiera incluso ser fuente de optimismo m谩s que de desesperanza. Ya algunos macabeos se organizan en la defensa de su mundo. Por ejemplo, desde la Alta California mi amigo RB escribe: 鈥淵o no quiero que se me pueda localizar cuando no quiero ser localizado. El celular es intruso; uno no lo controla, sino al rev茅s: el aparato controla a uno. La computadora, en cambio, la domino yo, siempre consciente de sus vulnerabilidades y de las violaciones personales a que me expone. Me permite realizar trabajos que hace muy pocos a帽os eran impensables; no as铆 el celular, que no me permite hacer absolutamente nada sustancial que, con un m铆nimo de paciencia, no pod铆a hacer ya perfectamente bien con el viejo aparato de anta帽o.鈥 Pero al otro lado del globo se dio un caso que nos dice otra cosa. Li Datong, editor de un peri贸dico chino, denunci贸 en la p谩gina web del diario un plan del PC para retener el salario de reporteros inc贸modos al sistema. La noticia corri贸 como reguero de p贸lvora en mensajes de texto de celular a celular y el alud cr铆tico fue de tal magnitud que las autoridades dieron marcha atr谩s... sin arrestar a Li Datong. Al dispersar la informaci贸n, las nuevas tecnolog铆as por lo menos hacen la vida dif铆cil a los censores en la tierra del llorado camarada Mao. Aqu铆 en M茅xico hace unos d铆as el despido de una de las m谩s escuchadas periodistas radiof贸nicas por razones que a lo menos provocan preguntas provoc贸 un tsunami ciberespacial que eclips贸 cualquier posibilidad de an谩lisis razonado. 驴Y qu茅 me dice usted de los recientes episodios en el norte de 脕frica? Un joven verdulero es abofeteado por una mujer polic铆a. En la desesperaci贸n se incinera a lo bonzo frente a la comandancia. El hecho es referido de inmediato v铆a mensajes SMS, correos electr贸nicos, twitter y otras redes sociales. El gobierno cae y la insurgencia se extiende a pa铆ses vecinos. Es incre铆ble que apenas hayan pasado 56 a帽os desde aquel primero de diciembre que en Montgomery la joven Rosa Parks nos diera un memorable ejemplo de valor c铆vico que carbur贸 el movimiento de derechos civiles en Estados Unidos. Hoy con las nuevas tecnolog铆as se multiplican las Rosa Park y los Mohamed Bouazizi del mundo. Entonces quiz谩 habr铆a que comenzar por cuestionar el significado que damos al t茅rmino nuevas tecnolog铆as. La imprenta de Gutenberg fue una nueva tecnolog铆a. Antes de la aparici贸n del tipo m贸vil, en toda Europa hab铆a apenas unos cuantos cientos de miles de libros y una gran biblioteca podr铆a presumir quiz谩 de 600 t铆tulos, por supuesto en manos de las clases dominantes. Pero bastaron breves d茅cadas para que el acervo bibliogr谩fico del Viejo Continente creciera a millones de ejemplares, gracias a la nueva tecnolog铆a. La m谩quina de escribir multiplic贸 las posibilidades de comunicaci贸n epistolar que se ten铆an con la tinta; el tel茅grafo y el tel茅fono rebasaron los muros que separaban a los pa铆ses y brincaron los mares que divid铆an a la humanidad; los sat茅lites y las naves espaciales nos confirman la dolorosa peque帽ez de la brizna de tierra en la que navegamos en la infinitud del espacio. Creo que lo que quiero decir es que, como lo quer铆a Santayana, debemos atender a la memoria hist贸rica para enriquecer el presente. Toda nueva tecnolog铆a s贸lo tiene sentido si es puesta al servicio del Hombre y de la Libertad. As铆, con may煤sculas. Profesor 鈥 investigador en el Departamento de Ciencias Sociales de la UPAEP Puebla. 9/2/11 Si desea recibir Juego de ojos directamente, env铆e un mensaje a: [email protected] |
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