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- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 2008-10-12 | [This text should be read in espanol] |
DISCURSO ANTE LA XVII GRADUACION ORDINARIA
DEL LICEO "HERMINIA PEREZ", SANTIAGO, REPUBLICA DOMINICANA Buenas tardes a las dignas personalidades que nos honran con su presencia: A los compañeros maestros y maestras. A los padres y madres que orgullosamente acompañan a sus hijos e hijas. Y en especial, muy buenas tardes para todos ustedes jóvenes graduandos, ejes centrales de este acto. Se hace necesaria una reflexión profunda que nos lleve a analizar las situaciones espectaculares e impactantes que se produjeron tanto al inicio como al final del pasado escolar. Una reflexión que saliera de las entrañas mismas de cada uno de los eventos que se suscitaron en torno a nuestro centro educativo y que sin lugar a dudas tuvieron repercusiones locales, regionales e incluso, nacionales. Se dice que los fenómenos sociales no ocurren al azar, sino que son el producto de un proceso de causas y consecuencias, por tales razones es que estamos obligados a analizar estas experiencias por muy traumatizantes que sean y extraerle el jugo moralizante que alimente nuestra conciencia crÃtica, nuestra autoestima y nuestro compromiso ético de formar la generación de jóvenes de PekÃn, Santiago, y sus sectores circundantes. Un ejemplo viviente de lo que decimos se reflejó en la crisis en que personalmente nos vimos involucrados y que, gracias a la solidaridad de los maestros, de las personas de la comunidad y al apoyo de cada uno de ustedes, pudimos salir airosos de esa situación crÃtica que perturbó el normal desenvolvimiento de nuestro liceo. Experiencias de vida como tropiezos de pies descalzos contra la dureza de la roca. Una vida cargada de amenazas como una tormenta de verano. Tormenta que estalla en relámpagos de violencia, en tronadas de incertidumbre, en ventarrones de maniobras macabras con la única intención de socavar el clima de paz y tranquilidad que todos deseamos para alcanzar éxitos rotundos en todas nuestras acciones. El tropiezo que más nos ha dolido como institución educativa ha sido el suceso lamentable que arrancó la vida a un joven que estos precisos momentos debió estar sentado junto a ustedes: gozoso, lleno de expectativas, afanado por salir corriendo tras la meta más añorada por todo joven que se gradúa de bachiller: alcanzar las puertas de la universidad y abrirse paso como un profesional de éxito como lo han hecho tantos otros en la vida. Nos referimos al deceso lamentable de Wilman Veras. En cambio, sólo ha quedado el dolor de una familia ante el triunfo de la violencia contra los mejores intereses de la sociedad. Es tiempo de sopesar el alto riesgo que implica manipular cualquier tipo de arma y más cuando se blande contra uno de nuestros semejantes. Dos chicos con los que compartimos por cuatro años: ideas, emociones y sentimientos. Hoy lamentamos profundamente que hayan caÃdo victimas de ese alto Ãndice de violencia que está a nuestro alrededor y que si no nos planificamos para combatirla adecuadamente nos veremos arropados sin misericordia. Este es un llamado urgente para que nos alejemos de las personas que todo quieren resolverlo con actitudes violentas, y se olvidan que hay mecanismos sobrados en la sociedad para entendernos como personas civilizadas que somos. Pero no todo en el barrio es lodo. En medio de esos nubarrones que empañan el claro pensamiento y nos hacen actuar con pasiones desbordadas y con poca conciencia de lo que debe ser un ciudadano del siglo XXI, hay espacios de luz, de esperanza, de fe, de amor y de práctica correcta de nuestros deberes. Es lo que muchos soñadores llaman las ventanas del cielo, que no es más que esa luz que rompe la oscuridad de las nubes para recordarnos, como la hace la señal del arco iris, que el Señor todopoderoso está ahà para decirnos mis bendiciones están contigo, mi misericordia es nueva cada mañana, no todo está perdido. Una muestra de todo esto es la cantidad de jóvenes egresados que vemos en las calles que son maestros de escuelas y colegios, gerentes bancarios, ingenieros, enfermeras, tecnólogos, alguaciles, abogados, y muchos más que se dedican a diversas actividades comerciales, deportivas, polÃticas, culturales y religiosas. Este grupo de jóvenes han demostrado que el estudio es la mejor herramienta para que alcancemos metas soñadas siempre apegados a principios y valores que nos harán conducirnos dentro de las normas establecidas en la sociedad. Es verdad que la vida nos golpea con problemáticas aparentemente difÃciles de resolver, pero no nos quedemos en medio de la tormenta de pesimismo, de inactividad, de baja estima; por el contrario, caminemos hacia la luz; sigamos aquellas rutas que nos lleven a buscar el conocimiento técnico o profesional que nos pinte el paisaje diferente de la primavera florida o el verano cargado de frutos. Esperamos que el Señor les bendiga abundantemente. Una bendición que abra caminos hacia la universidad, que permita que el esfuerzo y la dedicación generen éxitos; sin olvidar que esta misma bendición, también genera compromiso de trabajo para construir una sociedad mejor: sin drogas, sin violencia y sin corrupción. Es el momento de desearles que haya un sueño en sus vidas y que jamás permitan que nadie les estropee ese anhelo de conseguir la meta más añorada: ser feliz y que más felicidad que convertirnos en técnicos y profesionales de éxito. Felicidades para todos y todas. |
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