bajo esta lluvia que no cesa
con el cuerpo mojado
con un frío que no es tal
que cala los hueso
y me empapa el alma

acá
en este lugar
donde el mundo se ha doblado
y la mañana yace agonizando entre charcos y barro
acá
donde el techo ni para el agua
y el silencio de la lluvia viola mis ventanas
y me desespera
y me desespera…

acá
donde sólo tengo memoria muerta
donde flota a la deriva
esta inmensidad humana
que me habita
desde donde he contemplado
el amor y la muerte
y esos seres mágicos que no se cansan de volar
cuasi ángeles
cuasi pájaros
poetas de entrañas quemadas a golpes de dolor
yugo, fracasos y vino

acá, decía,
en esta intemperancia de las circunstancias
bebo la cicuta de mi vida
pasado que me envenena lentamente
(como si otro yo fuera ajeno
y disfrutara verme agonizar eternamente
yo
mi propio verdugo
me ajusticio con fría precisión
dando donde más se sangra
como quien conoce el oficio del suicidio lento)

pero, no!
soy poeta
de esos alucinados perros de la noche
que he comulgado con la rabia amarga
con el llanto insostenible del crepúsculo
con el hielo de las miradas indiferentes

no, no hay muerte en mis manos ni suicidio en mis ojos
sólo purga ácida de los demonios
esos fantasmas que acechan con sus colmillos de vidrio
y humo por sangre
más allá de las esquinas
y las putas
y los bronce de las plazas

vomito para sobrevivir
en esta impiadosa galería del terror
la que destruye los laberintos
mata penélopes y minotauros
la que entierra todos los días
otra flor
otra pizarnick
otro pájaro
la que muerde por la espalda
con un abrazo letal

no, no!
no soltaré aún la última lágrima
ni saldrá el grito que se ahogue en la nada

estoy aquí vomitando consciencia
conciente de mis manos
de mis pies
de mi boca reclamando sexo
de mi sexo
reclamando bocas
de mis alas
de mi dolor extraño
de mis huesos y sus improntas primitivas

consciente de esta lluvia que lava también las heridas
de este pedazo de universo donde me habito
de este octubre mojado
que va inundando las cavernas
hasta que la piel se confunde con las lágrimas

no me resisto ni niego ni reniego ni evado
sólo soy parte
otra más de la encrucijada de la existencia
de la vida
otra más de la madeja alucinante del destino

soy parte y no cedo
acá
donde el mundo yace doblado
donde llueve
y el techo ni para el agua
donde tengo frío
frío
en esta mañana