Comprendo su situación:
Las horas son escasas para actuar…
las horas se convierten en excusas
para actuar;
Los compañeros son una parte de nosotros…
no necesitamos ver
para saber que nos duele;
Citamos continuamente
los hechos históricos que nos motivan,
no tenemos fe,
pero es mayor el miedo;
Pensamos más con el dolor
que con la cabeza…
no importa,
somos aprendices de enredaderas…

Se nos ha dicho que no debemos
mezclar el corazón con las batallas,
iniciar el canto con las lágrimas,
intentar versos “neutralmente…
pero, ¿cómo evitar el apasionamiento
cuando es nuestra propia vida (la de todos y cada uno)
la que está en juego?

Puede que las palabras ya estén dichas.
Puede que nunca llegue mayo nuevamente.
No importa,
nuestro destino es solamente lo que sigue
y no es necesario repetir alguno.

Una muerte
abre aquellos cercos invisibles…
es inevitable pensar,
y al mismo tiempo angustiarse,
si la sangre se convierte en una llave
para encontrar las flores que alguna vez nos escondieron…
Es inevitable pensarlo.