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Afrodita, voz del sistro, aleteo que un cántico tañe
Remanso gentílico, goce de campos, brisa de la tarde
Sueño sin trastorno, plácido y gracioso bajo los árboles
Aljibe azulado donde se llegan las palomas a bañarse.


Afrodita, rumor de siesta, convite de labios tras el lino de tu velo
Mirto del sendero, saúco florido, copo suave en huso de terciopelo
Hontanar dulce y limpio, arrullo de palmas que modela el sendero
Estancia y patio, mosaico regalado, pliegue de túnica que emprende el vuelo


Afrodita, ruta de mis caravanas, cruce de oasis entre las palmas
Escalinata de anémonas, mármol divinizado en mi atrio de estatuas
Bronce pulido de mi estanque, desgranada tonalidad en el collar del agua
Jaspe y ámbar, luz ondulante, asombradiza diosa en su estancia de nácar.


Afrodita, águila de promesas, sollozo contenido en la delicia
Párpados de trémulo acecho, arribo anunciado de mis ansias
Latido de astro, júbilo de creación, ópalo esculpido de mi codicia
Pozo dulce, corona extraviada, trenza de diosa surcada de opulencia.

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