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Hoy se me cae la piel y no se cómo recogerla. Se me caen los pensamientos y no se como volvérmelos a poner. Siento que me diluyo en la nada y el nudo que tengo en la garganta es mi corazón que también quiere irse.

Hoy siento que nunca vine… que soy extranjera en mi propio ser. Me duelen las fragancias de las flores y los colores de ellas quedaron convertidos en agujas de hielo transparente. Los olores conocidos se enranciaron y ahora son pieles desteñidas pugnando por tomar lo poco que ha quedado de mí. Me saben a hiel las miradas. Me pesa la vida.

Hoy la luz ha desaparecido y todo son sombras que juegan a acabarme de perder. La casa es un cajón de carne donde habita prisionero un ser que en algún tiempo las gentes llamaron Alegría. Hoy me aventaron de mi misma, me despojaron y se quedaron con lo mío. No hay espacio adentro, un monstruo todo lo ocupó.

Esa bestia del Averno observa regodeándose por tomar más y ya no tengo ni aire… Ese aire se convirtió en un duende que juguetea con mis cabellos en estos momentos de agonía…

Para qué el Sol y demás astros si ya no hay que iluminar…, para que la gracia…, para que la risa si mi boca también se fue…, para qué estoy aquí…, si no sé decir nada…

Hoy ya no está aquella que cantaba, aquella que veía el arco iris de los días plenos, aquella que reía ante el verde, y que bailaba con la música del río. Ya se ha ido… y nunca más se mecerá sobre las aguas del infinito mar de dicha sensual…esa, desapareció, se la comió el hastío… de esa no quedó más que el recuerdo de un nombre, “ella”… fui yo… La Ilusión.
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Amigo eso me lo contó una que fue mi amiga: "La ilusión", ahora justo salgo a su funeral, voy vestida de riguroso negro y mis lágrimas por ella, también visten de luto... las coronas del féretro son de rosas... pero también quedaron negras al ser puestas encima de ese ataúd...

Los colores se descolgaron de los muros del ensueño... no hay nada que hacer... ni siquiera soñar una catalepsia... sería una fortuna, pero ésta, la Fortuna también va en el séquito...

No te afanes... déjame seguir... escucho a Wagner... va un cortejo mudo...

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