“Cuando el niño era niño,
era el tiempo de estas preguntas:
¿Por qué yo soy yo y no soy tú?
¿Por qué estoy aquí y por qué no allí?
¿Cuándo empezó el tiempo y dónde acaba el espacio?
¿Es la vida bajo el sol tan sólo un sueño?
¿Es lo que veo y oigo y huelo,
sólo una ilusión de un mundo antes del mundo?
Vistas las acciones del Mal y de la gente,
¿existe realmente la maldad?
¿Cómo es posible que yo, que soy quien soy,
no haya sido antes de existir
y que algún día yo, que soy quien soy,
deje ya de ser quién soy?”

(Lied Vom Kiedsein/ Canción de la infancia/
Song of childhood/ de Peter Handke)

Cuando el niño fue adulto
aún era tiempo de preguntas
con escasas respuestas:
¿Por qué yo quiero ser tú?
¿Por qué cuando estoy aquí quiero estar allá?
¿Cuándo se acaba mi tiempo?
¿Dónde comienza mi espacio?
¿Son mis quimeras más reales que la vida?


¿La existencia del Mal me revela el Bien?
¿Yo soy lo que soy aún antes de haberlo sido?
¿Dejaré de ser lo que soy para ser otro?
¿Alguna vez fui otro para ser este que soy?
¿La esencia de la vida es la incertidumbre?
¿Volveré a ser el niño que fui?
¿Aquel estanque el mar de mi lejana infancia?
Una mar surcada por navíos de papel
derivando sin dudas a lo inexplorado…