agonia english v3 |
Agonia.Net | Policy | Mission | Contact | Participate | ||||
Article Communities Contest Essay Multimedia Personals Poetry Press Prose _QUOTE Screenplay Special | ||||||
|
||||||
agonia Recommended Reading
■ Music
Romanian Spell-Checker Contact |
- - -
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 2006-05-03 | [This text should be read in espanol] | Submited by Valeria Pintea
Hoy son las manos la memoria.
El alma no se acuerda, está dolida de tanto recordar. Pero en las manos queda el recuerdo de lo que han tenido. Recuerdo de una piedra que hubo junto a un arroyo y que cogimos distraĂdamente sin darnos cuenta de nuestra ventura. Pero su peso áspero, sentir nos hace que por fin cogimos el fruto más hermoso de los tiempos. A tiempo sabe el peso de una piedra entre las manos. En una piedra está la paciencia del mundo, madurada despacio. Incalculable suma de dĂas y de noches, sol y agua la que costĂł esta forma torpe y dura que acariciar no sabe y acompaña tan sĂłlo con su peso, oscuramente. Se estuvo siempre quieta, sin buscar, encerrada, en una voluntad densa y constante de no volar como la mariposa, de no ser bella, como el lirio, para salvar de envidias su pureza. ¡Cuántos esbeltos lirios, cuántas gráciles libĂ©lulas se han muerto, allĂ, a su lado por correr tanto hacia la primavera! Ella supo esperar sin pedir nada más que la eternidad de su ser puro. Por renunciar al pĂ©talo, y al vuelo, está viva y me enseña que un amor debe estarse quizá quieto, muy quieto, soltar las falsas alas de la prisa, y derrotar asĂ su propia muerte. TambiĂ©n recuerdan ellas, mis manos, haber tenido una cabeza amada entre sus palmas. Nada más misterioso en este mundo. Los dedos reconocen los cabellos lentamente, uno a uno, como hojas de calendario: son recuerdos de otros tantos, tambiĂ©n innumerables dĂas felices dĂłciles al amor que los revive. Pero al palpar la forma inexorable que detrás de la carne nos resiste las palmas ya se quedan ciegas. No son caricias, no, lo que repiten pasando y repasando sobre el hueso: son preguntas sin fin, son infinitas angustias hechas tactos ardorosos. Y nada les contesta: una sospecha de que todo se escapa y se nos huye cuando entre nuestras manos lo oprimimos nos sube del calor de aquella frente. La cabeza se entrega. ÂżEs la entrega absoluta? El peso en nuestras manos lo insinĂşa, los dedos se lo creen, y quieren convencerse: palpan, palpan. Pero una voz oscura tras la frente, —¿nuestra frente o la suya?— nos dice que el misterio más lejano, porque está allĂ tan cerca, no se toca con la carne mortal con que buscamos allĂ, en la punta de los dedos, la presencia invisible. Teniendo una cabeza asĂ cogida nada se sabe, nada, sino que está el futuro decidiendo o nuestra vida o nuestra muerte tras esas pobres manos engañadas por la hermosura de lo que sostienen. Entre unas manos ciegas que no pueden saber. Cuya fe Ăşnica está en ser buenas, en hacer caricias sin casarse, por ver si asĂ se ganan cuando ya la cabeza amada vuelva a vivir otra vez sobre sus hombros, y parezca que nada les queda entre las palmas, el triunfo de no estar nunca vacĂas.
|
||||||||
Home of Literature, Poetry and Culture. Write and enjoy articles, essays, prose, classic poetry and contests. | |||||||||
Reproduction of any materials without our permission is strictly prohibited.
Copyright 1999-2003. Agonia.Net
E-mail | Privacy and publication policy