La carne del día

se nos abre sensual

bajo un cielo que brilla,

una vida que arde

y que detrás de las montañas

arroja sus versos en llamas

hacia la noche.



La vida es un pan que devoramos

y que crece generoso desde su corteza

hacia adentro.

La vida es un pan sensual

al que nos provoca besar

lentamente

desde sus gomosos senos

desde su recorrer las laderas

cuando la tarde cae

como una novia a la que hieren

un minuto antes de su boda.



Ahora

la miga de la noche nos acuna

y los insectos huelen mi sexo

como un animal amable,

enorme

bajo las lenguas sin fin de las estrellas.



© Gocho Bersolari