Ni el duro cristal, frontera de la sombra,
ni los fríos puentes que el olvido tiende,
ni las palabras huecas, sin réplica ni forma
que la soledad en los labios nos prende;

ni el hambre, ni el ansia de tu hambre
de alcanzar en las estrellas un nombre,
ni la profunda herida perpetrada por la luna a la noche
párpado abierto de esplendor, plata y ensueño,
circular lecho de nieve en su invierno eterno,
a veces uña encendida escarbando de tus ojos el vientre.

Nada, nada podrá separarme de este amor
que inunda mi sangre y ahoga por dentro.
Amor de casi un lustro recorriendo desde siempre
el fin origen de todos mis años, con pasos de Furias,
cuando mi cuerpo en otro cuerpo crecía,
mientras era alimentado por otra boca,
desde ese oscuro y tibio lago ya te veía;
amor que vive preso en mis labios y te invoca,
amor Cerbero mordiendo la débil sutura de mis días;

amor cicuta incendia las entrañas,
amor fuego, amor veneno, amor sustento de las llagas,
amor barranco, amor tumba del corazón,
amor, amor lastimando más que el dolor;

amor embravecido, resignado a beber el desamor,
amor esclavo rompiendo sus cadenas sin querer huir,
amor fulgurante, ciego como la rabia del sol
rey del universo, sin saber adonde ir;
amor viento en el negro cielo de tus ojos,
amor mar, sin olas, desolado;

amor olvido, añorado, arrastrado entre recuerdos,
amor silencioso, mudo, desdoblado,
voz muerta de deseos, sueños que nacieron yertos;
amor luz, náufrago entre sombras,
amor tejiendo el suspiro que no muere
con los hilos de mis venas, con la agujas de mis nervios;

amor nocturno, espectro de mis noches,
ángel negro del sublime desvelo
es ahí, cuando me pierdo y siento, sin sentido,
en el desvarío de la mente,
su rumor oculto sangrando bajo el cielo
haciendo brotar cardos en mis horas largas
llevándote, amor, con mi cruz a cuestas,
como pecado mortal que mis miedos agiganta.

Amor verso, el inútil poema que a diario te escribo,
amor mío, de tu amor necesito abrigo.


Iván Ortega