Jamás unas palmas tan ásperas y curtidas
Regalaron tanta ternura un lunes
Se tornaron delicadas y sedosas sobre mi rostro
Nadie ha recibido tanta ternura una noche de lunes

Nunca su presencia pudo contener tanto su silencio
En un dulce paseo un miércoles
Sus posturas más intensas, su terca resistencia
Estuvo dulcemente acurrucada en mi regazo una noche de miércoles

Jamás nadie hizo tanto esfuerzo un viernes
La necesidad de saciar sus privaciones
Justificaron monstruosos y hambrientos actos
La ilusión de proteger convierte a uno en bestia una noche de viernes

Sin embargo nada detuvo la noche del sábado
Los tormentos descargaron
Los mortales no podemos tolerar tanto
Jamás nadie entenderá lo acontecido

La noche del sábado sus dulces pero ásperas manos gesticulaban
Sus gritos asestaban certeras puñaladas
Calamidades, terremotos y fulminantes relámpagos
La noche del sábado no se pudo dormir