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...hoy, en lectura reincidente y sutil siento que se deslizan por recovecos de mi mente todo el andamiaje, los personajes, sus voces, las luces, las sombras, sobre todo estas últimas. vuelvo a creer que es una buena obra. de esa forma veo cómo se alza grandioso el telón, aparecen gobelinos mágicos y discurren de nuevo envalentonadas, las memorias. de entre todo, recuerdo una escena en especial, había una seguidora que encandilaba el alma, esa luz me hacia abarcar la obertura, la trama, el desarrollo y el gran final. al releer, venía a mi la fuerza de esa creación. de fondo escuchaba el lamento de los oprimidos que al disminuir su quejido, dejaban aposentar a plenitud en el hermoso hemiciclo la voz fuerte de un espíritu burlón de figura indefinida que hablaba de los colores del espectro y del movimiento suave de los cambios del paisaje sobre los valles. discurría sobre la vida de los mares y sus aguas multicolores, del cielo y sus estrellas y de la gracia de sus nombres. con argumentos muy fuertes apabulló al auditorio, así fueron apagándose las luces y entre sombras se arrastraron los silencios. cómo quisiera recordar una y mil veces ese apoteósico final, recordar al autor, los intríngulis de la puesta en escena, ver de nuevo a los protagonistas, mirarlos en su metamorfosis sufrida. mas hoy, nadie puede contar nada porque todos los que actuaron ya están muertos. murieron de dolor, los mató la misma obra repetida y la crueldad del director y los espectadores también, porque los fusionó a todos. después de haber releído el cuadernillo y de repasar cada una de sus frases, vi que estaba escrito con tinta invisible. luego de eso, observé que nunca ha habido cuadernillos, ni tal obra, menos actores y, mucho menos... yo! solo ha sido un lapsus intelectus que tuve al observar el poster de la obra "Los Indefinidos" del Señor Pope Rodan, como le llamaban en los círculos artísticos, en los de la critica y también en los de la prensa. ese hombre tuvo la buena fortuna de ver representada su obra de manera inniterrumpida durante dos años en Brodway por allá en los inicios de los 30s. la obra de Rodan era en realidad un buen discurso sobre las entradas y salidas de los muertos vivos desde el mundo de las ideas y el poster que yo estaba admirando, ha sido un camino delicioso para escapar hacia esos quiméricos lugares. dicen que la critica acogió con gran gusto ese título. todos, director, libretista, productor, escenógrafos, maquillistas, utileros, repito, todos en general se sentían implicados con cada palabra del libreto, se sabían aliento vital de la mism, igual ocurrió con los espectadores que abarrotaban el lugar por cada puesta en escena. cuando terminó el segundo año, de forma misteriosa uno a uno fueron desapareciendo mientras que el libreto se convertia en un mamotreto, al punto que tuvo que intervenir la policía sin poder determinar finalmente nada de las causas de ese sobrepeso ni encontrar a dónde se fueron los implicados en la obra y los espectadores. todo esto que he escrito vino de la admiracion de ese poster... además, agrego que la investigación después de 80 y pico de años, aun no se ha cerrado.

ana lucía montoya rendón
febrero 2011
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