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Algo extraño ocurrió.

Todo el pueblo quedó pleno de gusanos. Nada escapó de esa epidemia. Los hombres las mujeres y los niños todos fueron cada vez más gusanos. Las paredes de los grandes templos, las bóvedas, los pisos, los árboles, todo quedó tapizado, enmascarado, “agusanado”.

Como un engranaje blando, se movía, se retorcía, ante el influjo del “gusano mayor”. Ningún gusano de “medio pelo” podía pensar por sí mismo, nadie podía osar siquiera en desear pensar, pues el gusano mayor se abrogaba ese derecho, era, en su engreimiento, según él, el principal, el verdadero rey de los gusanos por tanto todo debía ser hecho conforme a sus deseos agusanados. Era en realidad el mal mayor que sobre la agusanada comunidad había caído.

El menú, gusano a la plancha, bebidas de gusano licuado, mercado de primera, de segunda, de tercera y de enésima categoría según la clase social de la agusanada e indefensa red "enredada". Había profesiones para todos los gusanos: científicos, filosóficos o religiosos. Deportes y actividades multitudinarias para multitudes de gusanos imbéciles que se comportaban como lo quería el rey de los gusanos.

Sin embargo algo no cambió: El aire.

Si, ese aire que respiraban entraba igual en todos. Inspiraban y exhalaban igual que siempre. En ir y venir, el oxígeno y el dióxido de carbono hacían su viaje fantástico sin importar las formas físicas que tuviesen esos seres “vivos”. Allí radicó la importancia de todo. Gusanos o ¿personas-gusanos, o gusanos apersonados, o gusanos con psique de ente racional, o entes racionales con psique de gusano? De todas maneras, ese aire se movía desprevenido, maravilloso. Infesto o limpio iba de unos a otros.

Algunos gusanos están dentro de otros gusanos , que no bastándoles ser gusanos son además parásitos.

No son capaces de "ser por sí mismos", sino que se apuntalan en parapetos hechos de aserrín,... ¡Maldito agusanamiento"! La peor epidemia de la historia del mundo. Lo más grave es que brotes así son cíclicos como, las secuencias necesarias de la noche y el día, vida y muerte, vacas gordas y vacas flacas, vacas "gusanientas" y gusanos con
vacas...

Un destripamiento público del rey sería conveniente. La agusanada comunidad dolida por los abusos de su rey podría sublevarse y pedir su sangre verdosa, pegajosa, vil.... Digo, podría. Pero al final, surgirá también un pequeño brillo de lucidez de la "naturaleza libre" de los gusanos más "humanizados", no de los serviles a algunas cofradías.

¡Qué desgaste en creerse mente!

¡Qué desgaste en creerse cuerpo glorioso!

¡Qué desgaste en creerse rey!

¡Qué desgaste ante un desastre!

¡Que despiste ser gusano y creerse rey!

¡Qué gusanos somos, gusanos como los demás congéneres!

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