Es difícil hablar del valor de la esperanza en medio de un mundo en crisis; pero se hace más difícil si no hablamos del tema. Muchos sobreviven en un mar de precariedades, con pocas oportunidades de desarrollo y rodeados de todo tipo de males sociales, entre los que se destaca el narcotráfico, la prostitución, la delincuencia, el desempleo…
Nos rodea un mundo de violencia que nos hace ver todo de color oscuro tanto que nos roban la paz y nos quitan la calma, no obstante, no debemos desanimarnos, por el contrario, debemos tener la autoestima bien en alto, un optimismo bien valorado que nos permita ver la vida desde una óptica diferente. El Salmo 42:11 dice "¿Por qué te abates, Oh alma mía, y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios…
Cuando todo parece terminarse y el panorama es de lo más oscuro, cuando la vida parece haber perdido su significado y no hay más nada que hacer; cuando nos sentimos acorralados por fuerzas superiores a las nuestras, surge la esperanza como recurso final para encontrar un nuevo rumbo, levantar la frente y continuar hacia adelante y renovar los esfuerzos para cumplir con la misión asignada por la vida. (¿Por qué debemos tener y mantener el valor de la ESPERANZA? http://www.valores.humanet.co/esperanza.htm 2012).
Muchos pensadores han reflexionado sobre el valor de la esperanza, así se expresan ellos cuando dicen que:
1) “La esperanza es un estimulante vital muy superior a la suerte” Friedrich Nietzche (filosofo alemán).
2) «La esperanza es un árbol en flor que se balancea dulcemente al soplo de las ilusiones.» Severo Catalina.
3) «La esperanza es, por sí misma, una felicidad, y, quizá, la principal felicidad que este mundo puede darnos» S. Johnson.
4) «La esperanza es una expectación de futura felicidad, producida por la gracia de Dios y los méritos contraídos anteriormente.» Pedro Lombardo.
Para que haya esperanza, se necesita un cambio de actitud. Una canción de Emilio José (cantante español) nos dice que debemos “Mirar la vida con los ojos nuevos/ Romper barreras sin mirar atrás/ Borrar palabras, hacer versos nuevos/ Decir te quiero, empezar amar, /sencillamente ponerse a andar”.
Otra canción, esta vez de Diego Torres (cantante argentino) llamada Color Esperanza dice en su coro “Saber que se puede, querer que se pueda/ quitarse los miedos, sacarlos afuera/ pintarse la cara color esperanza/ tentar al futuro con el corazón”.
El valor de la esperanza no viene solo, está acompañado de otros valores que lo complementan: fe para creer en Dios que tiene un propósito en la vida para cada uno de nosotros; confianza para vivir bajo la misericordia y la bondad de Dios que te dice que Él proveerá para cada una de nuestras necesidades; perseverancia para ser constantes en alcanzar nuestros sueños a través de la oración, de practicar el amor a los demás; de paciencia para no desesperarnos cuando las cosas se ponen difíciles. R. Burton dice que «La esperanza y la paciencia son dos soberanos remedios para todo; son los más seguros y los más blandos cojines sobre los cuales podemos reclinarnos en la adversidad.

La Biblia nos dice en el Salmo 23: 1-3 “Jehová es mi pastor; nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar; Junto a aguas de reposo me pastoreará. Confortará mi alma; Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre”. En 2 Corintios 9: 8 dice que “Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra”.

La esperanza se construye en base a un esfuerzo extraordinario de las personas, de las familias y de las comunidades. Se necesita poner mucho empeño en los estudios, en el trabajo y en la convivencia pacífica. Así se construye la esperanza. No es perdiendo el tiempo en un rincón apartado de la casa o en una esquina del barrio. Sustancias raras no te van a dar la felicidad, por el contrario, te van a hundir en un abismo sin salida. Apártate del que te quiere ver en ese mundo. Dile sí al estudio y al trabajo, prepárate, construye una esperanza que te genere verdadera felicidad.