El pasillo es largo ladeado por unos amplios ventanales que colindaban a un jardín descuidado donde brotaban unas rosas que parecían tener el color de un presagio maldito culminado.Desde las 5:00am los pacientes nos despertábamos separados en dos naves,la de varones y la de mujeres.Nuestra reja era abierta recién a partir de las 6:00am cuando se alistaban las enfermeras y técnicas para hacer el cambio de guardia.El color de las paredes parecía detenido en el tiempo y encerraban una extraña cualidad:expresaban la nefasta sensación de que había asimilado toda la locura de otros pacientes con indudable locura desde tiempos inimaginables y misteriosos para la medicina.Era de un verde tumbarlino gastado,opacado por las risas desenfrenadas y los lamentos propios de quienes padecen algo más que una simple depresión o neurosis.
En cada habitación el espacio era compartido por 6 pacientes de diagnóstico variado iluminados tenuemente por unas ventanas con vidrios opacos,apenas transparentes.El pasillo cruzaba todo el pabellón y venía desde la sala de observación pasando por el otro pasillo que conducía a la nave de las mujeres(formando una especie de E)hasta terminar en la sala de ping pong donde estaba nuestra nave.No recibíamos al sol y nuestra piel se aclaraba cada vez más con el pasar de las semanas.A las 7:00am pasábamos por el tópico de enfermeras que estaba al lado de la nave de las mujeres,para que se nos subministre los medicamentos
y de allí hacíamos hora hasta las 8:00am para recibir nuestro desayuno:un jarro de kuaquer con dos panes y mermelada con mantequilla mas su respectivo mate de manzanilla.El salón donde se comía era amplio y a la vez era destinado para las terapias grupales y las fiestas organizadas por las estudiantes de enfermería y psicología.Había otro pequeñón salón donde todos nos reuníamos para ver televisión a cualquier hora del día o para cantar canciones o contar chistes.Muy de vez en cuando salíamos a los exteriores del pabellón y nos dirigíamos a nuestra cancha de futbol donde compartíamos partidos de futbol con los estudiantes de medicina.
Recuerdo mucho a Goyo.La primera impresión que tuve de él era de que me atacaría en cualquier momento.Medía aproximadamenre un metro setenta centímetros;tenía el cuerpo deforme,parecía el de una cucaracha enorme,gorda,con rostro de cuasimodo.Sin embargo era tranquilo y a la vez sorprendentemente lúcido,de habla pausada y lógica perspicaz más allá de su apariencia de orate.
-yanamayo-decía-conoces yanamayo?,la prisión,sí,la prisión;mi padre siempre me hacía trabajar,decía también:toma,es rico!;yanamayo,por allí vivía yo,tenía doce años,yanamayo,sí,rico repetía,pero a mí no me gustaba.
-qué no te gustaba Goyo?-le preguntaba.
-él decía rico,prueba,yo no quería,no me gusta.
A Goyo pues no le gustaba el cañazo.
-Y luego qué pasó.
-Me trajeron, tenía doces años,mi papá me pegaba,era malo,además quería que tome.Yo paseaba por las punas,cuidaba mis cabritos,un día me dijo que me llevaría a conocer la ciudad.Ese día me alegre bastante.También me asusté,es que cuentan historias,la ciudad,a mí me gustó la ciudad,ahora no me dejan salir a pasear,temen que me pase algo,es que cuentan historias,Y me trajo aquí.
Goyo tenía su cama cercana a la mía,simpatizó conmigo rápidamente.El debe de tener unos 50 años.Si Dios existe quién le ha robado entonces 38 años de su vida...quién!.38 años encerrado en un psiquiátrico,condenado a caminar por un pasillo de aproximadamente 15 metros de largo,a no ver el sol,a soportar a locos rematados,a la misma lobotomía que le hicieron.
-conoces a personas interesantes-me dijo.
-a qué te refieres con eso de personas interesantes?-le pregunté.
Goyo se me acercó y con acento de complicidad me guiñó el ojo y luego me dijo:
-vamos,ambos sabemos que la locura no existe.
No fue necesario hacer ningún comentario más.
continuará.