Encontramos poesìa en la amarga derrota
tiene tanta dignidad, tanto pundonor que no posee el aleve triunfo
de sus ìntimos arrabales se levanta noble germen
siempre renovado, siempre ansioso de empezar de nuevo
con el impulso natural del fènix enfebrecido.

Prefiero a un campeòn vencido, escapado de la pluma alucinada de Dostoievski
y no al lùcido y triunfador Stalin alzando su patètico Gulag
prefiero a un modesto Sancho impàvido en Barataria y no al Cèsar poderoso en las colinas
prefiero a un poeta pobre, inspirado sin un cèntimo y no al acadèmico dueño del paraninfo
¡Oh derrota que dignidad tienes! marchas sola por la noche de los tiempos
tratando siempre de mantener erguida la frente
desde los tristes poemas enmohecidos en la pobreza sin ver luz
hasta el murituri de los gladiadores antes del duelo final.

Pastoreas el infinito rebaño que se aleja tambaleante
hacia yermos helados inhòspitos y terribles,
internandose en la niebla siempre enrarecida
van masticando apagados sones sin violines
cantando la Canciòn de otoño o tal vez la Canciòn de la gòndola.

Multitud irredenta que sienten las fieras dentelladas del hambre
devorando estòmagos vacìos y vosotros los olvidados
en medio del gran tumulto moderno
mùsculos inermes para la ruda lucha
constelaciones apagadas antes de nacer.

Y en aquella falange voy marchando yo-claro està-;
fugitivo errante pasando mil peripecias para escribir
nàufrago que sostiene el corazòn con la mano,
¡Oh Oscar Mazerath! enarbola el ritmo de tu tambor
reunid y traedme aquì a todos los derrotados de la tierra
que son mis caros hermanos.

¡Distinguido don Quijote tocad trompeta para que los convoquèis,
y que bailen felices con Zorba en la negra noche de la derrota!