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- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 2005-09-30 | [This text should be read in espanol] |
Pedro y MarÃa se encontraron una vez en una sala de Chat, y a partir de ahà concluyó para cada uno de ellos, la soledad que los mortificaba, a pesar que nunca llegaron a conocerse personalmente. En los dos años que vivieron aquel dulce romance, pasaron declarándose tanto el amor eterno, como la pasión inexplicable y la adoración mutua. Si esto fue o no, un amor real, júzguenlo ustedes, luego de lo que les voy a relatar.
Pedro era un español de Murcia que vivÃa en TurquÃa, y MarÃa una colombiana de Cali. Obviamente que la distancia les jugaba en contra. A esta altura, creo que casi todos lo sabemos por haberlo vivido, o tal vez por comentarios, que cosa es un gran amor en la red, y es por esto que no voy a profundizar en detalles acerca de ello. Solamente voy a contarles el desenlace de esta historia. Ese dÃa antes de conectarse, Pedro habÃa estado pensando muchÃsimas cosas acerca de su relación virtual, y parece que a la hora de abrir su Messenger, las puso en acto. Cuando MarÃa, entusiasmada como siempre por la llegada de ese instante, dijo: -Hola… El respondió: -Hola MarÃa. Voy a decirle que no soy Pedro. El, antes de morir, me pidió encarecidamente que hable con usted para que le comunique lo sucedido. El era mi mejor amigo, y yo estaba al tanto de todo lo de ustedes, y es por esto que en los últimos minutos de vida me dejó este encargue y su contraseña. Si desea hacerme alguna pregunta, por favor hágala. Cuando Pedro pulsó la tecla que permitÃa que el mensaje fuera enviado, dudó demasiado acerca de si habÃa estado bien escribir aquello, pero el mensaje ya estaba en la pantalla. Ya se habÃa dispuesto a decir que solamente habÃa sido una broma, pero del otro lado no hubo respuesta, hubo silencio, un silencio sepulcral. Pasado un rato volvió a escribir: -¿Estás? Pero nadie respondió. Por varios dÃas ella siguió conectada, pero sin emitir palabra. Pedro se cansó de enviarle correos electrónicos explicándole lo sucedido, pero nada, ella no respondió jamás. La policÃa de Calà informó que habÃan encontrado el cadáver de una mujer frente a su computadora. Las pericias confirmaron que habÃa fallecido de un paro cardÃaco. Por lo que se pudo saber, Pedro deambula como un linyera por las calles de Estambul, sumergido en un tremendo delirio paranoico.
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