Me dijeron tus ojos, cada vez que me miras,
que piensas hipnotizarme y que mucho me admiras.

Tus cabellos me dijeron, cuando juegan con el viento,
que quieren acariciarme tan sólo por un momento.

Mientras estabas dormida, me dijeron tus pestañas
que cuidaban las lucesitas de dos estrellitas extrañas.

Dijéronme dulcemente tus orejitas preciosas
que quieres escuchar siempre mis versos y mis prosas.

Tu naricita muy bella me dijo cálidamente
que siempre por mí suspiras muy amorosamente.

Tus labios angelicales, así como Dios los hizo,
me dijeron que tus besos me llevarán al paraíso.

Tu vos dulcita y suave como el trino de un gorrión
me dijo amorosamente que me amas con pasión.

Tu cuello romántico y fino como el de las gacelas
me dice que son mis besos lo que más anhelas.

Tus manos angelicales con un gesto me dijeron
que ansías acariciarme, que para eso se hicieron.

Me dijeron tus caderas, con su ritmo al caminar,
que sabes bien que por ellas nunca te voy a dejar.

Me dijeron tus piesecitos, tan finos como el cristal
que quieres venir a entregarme tu hermosura celestial.

Y así, mi Reina, me dijiste con tu hermosura sin igual
que tu amor y el mío se han unido en un amor total.
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Mariano Bequer.
Maracaibo, 17/11/04